miércoles, 28 de abril de 2010

enredo y desenredo.

pucha que soy complicada. es algo de lo cual no puedo renegar. ha existido siempre una parte de mí que tiende constantemente a enredar lo in-enredable, a enrollar lo in-enrollable. es una suerte de maleficio que alguien me echó, pienso yo. o quizás es esta maldición/bendición de tener tanta imaginación. no puedo desprenderme de mi alter ego creador de fábulas e historias, de dramas y comedias. por más que quiera, no puedo dejar de ser quién soy, no puedo negarme a mí misma la intrínseca capacidad de crear y recrear.
pero repito, pucha qué complicada soy. me doy cuenta cuando me dan cuerda y comienzo a hablar y hablar de algo que pensé una vez. y me acuerdo de otra cosa. se suma un detalle. una palabra. una frase que me hirió en su debido momento. una mirada que no recibí. una pregunta que necesitaba fuera contestada. se me vienen a la cabeza tantas cosas y las digo y las repito y me da la maña y me da la pena. y entre tanto enredo, ni yo me entiendo. mira que parto diciéndote que te extraño cuando estás y termino llorando desconsolada sobre tu pecho. quién me entiende. por supuesto, yo no; sin embargo, tú sí.

supongo que ahí radica tu encanto. bueno, en eso y muchas cosas más. pero para ser más exacta, he ahí la puerta de entrada a tu mundo de sutiles y correctas verdades. encuentro en ti mi norte, mi paz, la calma que tanto añoro en días como hoy. y despierto de mi mal sueño para verme al fin (de nuevo), reflejada en tus pupilas dilatadas de tanta medicina; y verme así, feliz y amándote. queriendo quedarme cada día con un trozo más de ti. buscando maneras distintas de quedarme en ti. tal como dijo el sabio, mi maestro y mentor imaginario: quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni con qué pretexto, pero quedarme en vos. y es que me encanta tanto, sabes? recordar las múltiples veces en que se ha detenido el tiempo en un instante, se ha detenido la tierra en un lugar, se han fijado mis ojos en los tuyos y se ha escapado de mi boca un lo tengo todo, podría morir ahora. y por iluso que suene, sí, lo tengo todo. y con gusto digo, no me arrepiento de nada.