libre al fin y atascada en mi dormitorio. el día sería perfecto con una larga caminata, un espresso bien conversado en algún café de esta ciudad o la siguiente. el día sería perfecto si pudiera gastar las pocas horas libres que acumulé estas tres semanas de locos, en ti. el día sería uf, más que perfecto. pero no cabe duda que el destino juega conmigo. tengo al amor de mi vida entre mis pensamientos y mis abrazos - hoy - imaginarios. sin embargo, no te tengo justo cuando más haces falta, en esta libertad encerrada a la que sólo le faltas tú.
siempre digo que me encanta estar sola, disfruto tanto los momentos en que puedo hablar (literalmente) conmigo misma. si tengo hambre, decirlo en voz alta y sólo para oír mi propia voz. para saber cómo se escucha, para reírme a carcajadas sabiendo que así me oigo. pero ahora tengo frío, y a pesar de lo mucho que pueda gritarlo y patalearlo, no estarás. tú, mi vida, no estarás para abrigarme con tus besos, con tu dulce respiración. y no puedo evitar preguntarme, ¿será que me he peleado con la soledad? quizás la he engañado tanto tiempo contigo, que se ha aburrido de esperarme en el banco de reemplazos. cansada y despechada, dejó de quererme. y yo, sin darme cuenta, dejé de quererla también. así, sin más, te quedaste con mis ganas de estar sola.