miércoles, 14 de julio de 2010

innombrable.

recurro a tus palabras de vez en cuando. a esas que guardo secretamente en algún rincón de mi memoria y por qué no, en un recóndito espacio de mi habitación; las mismas que aguardo pacientemente, broten alguna vez como manantial de tu radiante boca. las re-pienso y las re-leo, las re-siento y vuelvo a re-pensar, como si de una u otra forma adquirieran más sentido así, siendo re-digeridas por el trozo de corazón que estoicamente sigue latiendo en mi pecho. será que muy dentro tengo reservada una esperanza en tus palabras, frágil y dulce esperanza de encontrarte un día merodeando entre mis versos, saberte aquí como sublime inspiración.
recurro a ellas más que de vez en cuando y se me devela tu cuerpo para nada errático al dividir cada sílaba. se transforman las letras en diminutos y grandiosos fragmentos de tu propio ser, de tu misma esencia, de tu manera tan única de exponerte a la vida. vuelvo a recurrir incansablemente a ellas, para reconocerte entre tanto giro mundano que da esta vida, para reconocerte a ti, aún innombrable compañero, entre tanta idealización y fantasía: mortal y mío, trascendente y mío.

iluminación.

me iluminé de pronto. me la he llevado en escribir - en este espacio - tantas cosas, tantos poemas y frases de amor de enamorados, de relaciones que duraron y no, de tantas fantasías y también no. pero como dije antes, me iluminé. quiero regalar una par de líneas literarias a una que no ha fallado desde que la conozco. no ha fallado y supongo no fallará nunca. me cuesta (más con los recientes sucesos), poner las manos al fuego por alguien, escupir al cielo para confiar ciegamente. pero el tiempo me ha enseñado que es mejor vivir confiando y decepcionarnos, que no confiar y vivir sin amar realmente.
pero hela ahí, siempre a mi lado. desde que generamos una conexión que nos pilló a ambas por sorpresa. sin planearlo y sin aviso, comencé a conocerla, ella comenzó a conocerme. descubrí a la gran mujer que se escondía tras esos silencios que yo sabía no le pertenecen. ella pudo quitarme la máscara de la exagerada extroversión, de la fortaleza permanente y verme, realmente verme.
mi compañera de tanto, de tan poco tiempo y tantas aventuras. codo a codo viviste conmigo el cambio más radical que ha tenido mi vida. viviste mi transformación absoluta, mi paso de una inocente y - aunque cueste reconocerlo- sometida niña, a una mujer que algo más claro tiene el panorama. o menos claro aún, y quizás eso es mejor. me enseñaste a no tener que hacer las cosas, a no vivir obligada por lo que pensarán los otros, lo que dirán. me enseñaste a vivir por mí, a ser feliz porque lo merezco, a sentir y sentir y nunca dejar de hacerlo. con tus palabras precisas, me enseñaste a no juzgarme, a quererme un poco a más, a quererme así tal cual.
espero yo, amiga, ser eso para ti. espero poder llenar tus expectativas tan amplias, tus exigencias innumerables. siento y sé que el tiempo también te ha enseñado a confiar, también te ha hecho dar un giro en tantos pensamientos y criterios que tenías tan pre-establecidos, tan bien arraigados. sé que son tiempos de cambio también para ti, pero es un vuelco que te ha hecho mejor mujer, mejor amiga, mejor persona. sé y siento mi estimadísima, que aún queda mucho camino por recorrer, muchos viajes por realizar, tantos sueños por cumplir y dejar partir. sólo las horas serás capaces de hacernos entender por qué nos encontramos, por qué fuimos capaces de ver más allá de nuestras armaduras; porque no tengo duda que hay un trasfondo para tanta "coincidencia", para tanto cariño espontáneo, para tanta confianza impensada.
me iluminaste de pronto, en que quizás debí escribirte estas palabras hace tanto. te debo tantas cosas, tantas sonrisas de hoy son gracias a ti. me iluminaste y sólo puedo ofrecerte este homenaje pequeño. espero lo entiendas, espero sepas quién eres para mí.

a ti carito, muchas gracias.

jueves, 8 de julio de 2010

de vuelta a las letras.

basta de sequía. no querían mis dedos arrojarse al teclado tan pronto, tan luego, por temor a erigir sólo palabras de agravio y cercanas al odio. pero ya pasó la tormenta, aunque para tantos sea difícil de creer, aunque incluso para mí parezca de pronto una falsa realidad. se terminó el ir y venir de comentarios maliciosos, el sinfín de pensamientos que me agobiaron una que otra noche. por increíble que suene, doy un paso más, apuro la marcha, dejo atrás lo que atrás debe ser dejado. me gustaría decir que comienzo de cero, en parte por lo lindo que suena: volver a creer, volver a confiar. pero no, comienzo exactamente desde aquí, desde donde dejé la historia. parto con el pie izquierdo (siempre) con todo el aprendizaje como escudo, como bandera, como sea. y es que si se me deben notar los años transcurridos, que se expresen en madurez, en gracia, en limitado - mas no por eso reducido - conocimiento de causa.
porque miro a mi alrededor, miro mi propio rostro reflejado en el espejo del baño cada mañana de mi vida, y veo cómo tengo tanto que agradecer. desde todos los afectos recibidos, pasando por los hermosos días de lluvia y sol, hasta mi sonrisa que no logra borrarse. seré una ingenua empedernida u optimista en exceso, tal vez una eterna romántica. probablemente todas las anteriores, a mucha honra, sin una gota de vergüenza por ello. seré todo aquello y mucho más, y pucha qué rico es poder reconocérselo.
lo he visto todo, pienso, y es un hecho fehaciente que no es verdad. me falta tantísimo por conocer, tanto de qué sorprenderme aún. pero sigo pensando, lo he visto todo. cuando la vida se encarga de la forma más dura de refregarte en la cara cuán inocente has sido, crees haberlo visto todo... sentido todo, gritado todo, amado/odiado todo. sin embargo no, es sólo el comienzo. y a pesar de cuánto pueda doler muchas veces, me quedo siempre con la opción de levantar la cabeza y poner la frente en alto. seguir buscando del mundo, todo lo que vale la pena. no descansar hasta hacer brillar otros ojos que sean capaces de hacer brillar los míos.
y no me enojo con la vida. porque al final todo lo sucedido puede ser la consecuencia de tanto escupir al cielo.