domingo, 10 de mayo de 2009

gloria.

estabas ahí
entre las mantas respirando
haciéndote
como siempre
la dormida más profunda
y yo a tu lado
impensable
jugando tu mismo juego
haciéndome que dormía.

con los ojos bien cerrados
sólo quedaba escucharte
hablaras o no
rieras o no
lloraras o no
escucharte por lo simple
por lo bajo, imaginarte
por todos aquellos días
y cada gesto
regalado.

estaba yo ahí
con la sonrisa estampada
en la cara y el alma
quieta plenitud
fantástica paz
sólo respirando tus anhelos
soñando con tus sueños
mirando de re ojo
y de vez en cuando
tus ojos bien cerrados
al hacerte la dormida.

hasta que sin previo aviso
ni posterior disgusto
sentí que resoplabas
en señal de un cuerpo rendido
ante el milagro del sueño
y pensé entonces
qué dichosa te sentirías
luego
al despertarte y contemplar
el don de la vigilia.

pensé entonces
qué dichosa estaba yo
de poder atribuirme tu sueño
agasajo del tiempo
obsequio de las horas
qué dichosa estaba
de poner un beso en tu mejilla sonrosada
tocar tu frente suave
mirar tus ojos y saberme
tan tuya de las entrañas
reflejarme en tus pómulos y saberte
tan mía de las ternuras.


para mi madre, quien recibirá este poema como un reflejo en miniatura de cuánto la amo. para esa mujer que duerme tarde, mal y nunca, sólo porque vela el sueño a los demás.

1 comentario:

Camily dijo...

un comentario simple, pero de corazon:
esta precioso!
me encantó.